jueves, 29 de marzo de 2018

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"Lo que distingue las mentes verdaderamente originales no es que sean la primeras en ver algo nuevo, sino que son capaces de ver como nuevo lo que es viejo, conocido, visto y menospreciado por todos"

Friedrich Nietzsche
                                                                                                                  
Alguna vez un músico bastante conocido de este país junto a su banda entonaron (y creo que aún lo hacen) una tonada que dice algo como “hay cosquillas que no dan risa”, pues bien, aplicable es esto a un ámbito más extremo, más under, donde hay exponentes que por mucha ornamenta que quieran exhibir no transmiten nada de nada, abducen por la vista, pero cuanta sensación paupérrima dejan al oído, como dice la cita de Nietzsche, hay cosas conocidas que muchos menosprecian, sí, en los duros campos del egocentrismo metalero hay quienes se empeñan en la muletilla de “en el metal todo está hecho”, quizá en contraste con sus vidas, debe ser duro, durísimo.

El sur del país siempre ha tenido un núcleo de bandas que ha dado la talla y demostrado cotas de calidad importantes en tiempos pasados y presentes… Barbarie, Autofagia, Morgue, Catástrofe, Lytzo, Never Forgotten y pare de contar. En tiempos recientes disfrutamos de Hostil y se echa mucho en falta a Reptilian President, pero esa historia queda para otra ocasión. Del que ha sido quizá, el último tridente que estuvo o ha estado dando guerra por estos, hablando de death metal directo a la yugular, Epidemia y Gore Asylum han bajado el telón (algo que se lamenta siempre), quedando entonces Eutanasia Brutal, nombre con subjetividad irónica pero con un concepto lírico serio y claro.

Legiones de odio”, la producción que ocupa este post es como ese tortuoso examen que tienes que aprobar para ir al siguiente nivel, considerando que del anterior “Sublimisdeus XII” han transcurrido 9 años, esta era una prueba que la banda tenía pendiente, cambios de formación aparte, consigo misma, y el resultado es ácido puro y a su vez cristalino, mejor de lo esperado, aun cuando nuestro panorama en general no vislumbra por ahora, futuro de bonanza, hacer un mal disco en estos tiempos equivale a la peor y más prolongada de las agonías...

...pero cierto es que en esta ocasión puede uno estar más que tranquilo.

Acompañado de una muy buena portada cortesía de John Quevedo Jansens el disco inicia con “Odio encarnado”, que tuvo bastante promoción y que deja un inequívoco mensaje del sonido ya fijado por la banda, es lo que tiene esa etapa llamada madurez. Tema de tiempo medio y con esos acordes en cuartas que le hacen muy profundo, excelente decisión colocarlo al principio y excelente interpretación en castellano como en toda la producción, en esto último no todo exponente del género puede decir lo mismo.

Pertenecientes al pueblo del death metal de siempre, el clásico que nunca pasa sino que añeja, Eutanasia mira sin desparpajo a su alrededor y deja bien explicada la razón de ser, porque esto es música y nada más, tan disfrutable como puede llegar a ser, porque “Somos la misma mierda”. Con los ritmos más acelerados el riff principal tiene un aire pentatónico y desenfrenado, y la sección del minuto 2:40 da un gusto tremendo, a criterio personal de los mejores temas y por supuesto el mejor solo de todo este trabajo.

Masacrado” es, por mucho, la pieza que más me gustó, por todos sus matices intrínsecos, es moderada y también muy pulcra, y es que en todo el disco la ejecución instrumental denota planificación, el producto es nítido, por muy “old school” que sea, no hacen falta muros y muros de distorsión para sacar algo contundente, sino lo suficiente. Es de lo más completo, por sus constantes cambios y momentos de tensión.

De izquierda a derecha: Osmel Sosa, Charry Franco y Yesel Bastardo

Incontables son las piezas de metal extremo que en su simplicidad dejan resultados satisfactorios, a efectos de este trabajo “Inmolación” aparenta ser no muy planificada y sin muchas intenciones pero en el contexto final el asunto cambia, después de un inicio discreto añaden bastante más agresividad, y si a ello se suma un buen trabajo vocal tenemos a uno de los cortes más destacados.

Muerte visceral” combina una especie de trance en sus riffs iniciales, como el efecto de un martillo en tu techo a las 6 am después de una noche de insomnio, todo ello aunado a unos ligeros silencios y secciones donde a diferencia de todos los temas anteriores, las cuerdas dan terreno a más armonías en lugar de tantos muteos y acordes de quinta. Aquí llega la parte que no me gusta, el “pero”, y es que al segundo solo le faltó más acompañamiento, da la sensación de que allí pudo hacerse algo más.

Llega el momento del tema más lineal del disco, “En carne muerta”, no hay mucho que decir en este caso, no está mal. Sin embargo está un escalón detrás de los demás, le falta el gancho necesario.  

Y el cierre es para “Infierno”, realmente disfrutable, ese riff tipo “Slayer” cercano al final le ayuda a sumar enteros y viendo en retrospectiva todo el recorrido, toda la foto, la banda puede y debe tomar todas estas cosas para optimizar y corregir de cara a lo próximo que puedan grabar.

En líneas generales, un muy buen disco, forjado en medio del caos, de la incompetencia generalizada, pero también de esa pantomima que algunos nos quieren vender llamada “escena unida”, donde de frente son puros, castos y te rezan en arameo, pero al voltearte eres intangible, les da igual y hacen de ti carne de zamuro, porque nuestros músicos no son infalibles y conocen los malos ratos, pero muchos ahí están y siguen, manteniéndonos en concilio con la música y por consiguiente con nuestra corporeidad. Respetos.

Eutanasia Brutal está conformada por:
- Charry Franco: Bajo/Voz
-Yesel Bastardo: Baterías
- Osmel Sosa: Guitarras

Arte y diseño: John Quevedo Jansens
Grabación, producción y masterización: Pitágoras Audio
Productor: Junior Patiño

Contactos:

Acá el video del tema "Somos la misma mierda"



Reseña: Carlos Terán
FRM Venezuela

lunes, 5 de marzo de 2018

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La injusticia es una madre jamás estéril, siempre produce hijos dignos de ella

Adolphe Tiers

Pasa siempre por frente a la cara el tradicional rockero de fachada, que se glorifica con sus descubrimientos youtuberos como si de Colón se tratase, acompañado eso si, de su botella de Cocuy y otras redes sociales, no les toques puntos a mejorar o condecoraciones que no vienen a cuento porque “lo que hay es lo que hay” y para ellos simplemente funciona y algo se está haciendo, aún sin saber por qué, dando triunfo al auténtico mal, porque señores, posicionarse frente a determinadas posturas religiosas (por citar solo una mínima cosa) no es un mal endémico, pero renegar de trabajo y honestidad si es una infección crónica, una infección donde el mal se despacha a gusto con el oyente, asistente y ejecutante, acomodados todos en el vigor del lente, donde abundan muchas veces cables, perillas, cuerdas, efectos y marcas de todo tipo, y acomodados con aquello de “el disco ya pasó de moda” (miopía/ignorancia) pero luego no queda nada, nadie recuerda nada, y lo peor, no vale nada…caótica y apocalíptica herencia.



Por desgracia muchos prevalecerán así, mientras otros se aferran a sí mismos, a su sinceridad, a hacer lo que saben, lo que quieren, son varios los trapos negros en este pedazo de mapa merecedores de un mínimo de atención, por citar en esta ocasión solo uno, Morghduet se abre paso de entre los esclavos de la falacia, con un producto tan crudo como nuestra realidad misma, pero con un gusto que llena de satisfacción. No es un sonido inexplorado ni desconocido, pero siendo hecho por estos lares, tiene una producción como para no pasar indiferente, lo siento pero no pertenezco al pútrido saco del musiquete promedio que critica a otras bandas envuelto en el inexplicable complejo de superioridad de considerar que solo lo de esos "críticos" está bien hecho y el resto no vale, mejor ser parte de la solución y no el problema. 

En las entrañas de la miseria” (nunca mejor dicho),  pieza que entra al arsenal en la colección de hordas nacionales más “under” y fieles, es el punto y seguido a un acto de guerra e irónicamente, un acto de afecto. Esto no lo reconoce esa masa del averno, que lleva décadas buscando sin éxito un chivo expiatorio entre ellos y las bandas, en el ocaso de su Fe, acompañando pisotones de entre críticas sin argumento, a esa masa y a mucho más, va dirigido el mensaje de este material, una oda a algo tan puro como la música, mensaje duro y estridente, como el sonido que profesa la banda, porque esto recuerda lo que muy pocos realmente valoran o disfrutan mientras muchos otros, simplemente, nunca tendrán.

Morghduet deja claro que no importan los adversarios ni las toneladas de plástico o gigabytes que ostenten el derroche del populacho modista, no importan, porque la masa del averno no tiene la devoción por el black metal, y si vamos más allá, por ningún género, triste por ellos que no saben que, cuando de música extrema se habla Suramérica ha sido grande… y cada día se hace más grande.

Una producción violenta y sin florituras, a la altura de un codazo en la sien, impregnada con toda la fuerza del odio que Lemias (bajo/voz) y los suyos representan, y es palpable la sincronía de ese momento, sin vacíos ni pasajes que desentonen en ningún instrumento, y es que la herencia de Leviathan tiene su peso en esta historia, y el recuerdo para los fieles es de un precio impagable, nunca más claro se ha podido ver en medio de tanta oscuridad, porque si a estas alturas no se han enterado del cuento, la maldad no la profesan en este caso los músicos, es la verborrea, mediocridad y falsa adulación circundante, la auténtica peste de la creación.


Condenados es indudablemente de lo mejor de este trabajo, título ideal para aquellos quienes con sus carencias de atención erigen monumentos a la nada, de esos que te aplaudirán y te dirán “eres de los míos”, pero en 10 minutos o algo más cuando la euforia pase ya no serás nadie, en medio del averno aparece el trapo negro en cuestión con su lírica punzante, esto si que vale, Morghduet lo sabe y personeros curtidos en mil batallas como Fenriz estarían orgullosos de productos así, y es que el exceso de químicos procesados solo puede alienar cerebros débiles.

Respeto y devoción a una idea, a un sonido, a definir tu identidad, no a sucumbir a lo que el mal te diga o quiera al momento y que luego acabarían contigo sin acordarse de ti porque son simplemente degolladores de esclavos incautos, y solo te dejarían a la altura de las ratas, a merced de la carroña. Esta banda no se acopla a eso, sino a la integridad, siembra la música más directa, cree en ella y cosecha frutos satisfactorios, cosa nada fácil, miren ustedes que caminar entre un valle de agujas no es para escépticos ni acomodados, solo para decididos.


Muchos piensan que no volverán a sentir aquellos fulgores del pasado, que esto se ha acabado o el declive es inevitable… y de pronto, hay quienes nos dicen que no, que hay aún mucho por hacer, y se superan y no hay quien afirme, que su próximo trabajo, no será aún mejor. Este EP del año 2.016 es algo que te dice que muchas más piezas que tanto merecen la pena llegarán, de que la música no es de ojos sino de oído y disfrute y que guarda algo más, que muchas veces nos mostramos atroces olvidando que en nuestra casa hay cosas de tanto valor pero somos ingratos. Expresión extrema en estado puro… ¿a quien engaño añadiendo más líneas para decir otra cosa o lo que ya es sabido? La prueba está allí, en las entrañas de la miseria, desde aquel split con Malevolencia estaba claro cual era el sendero a seguir.

Un trapo en el averno, una señal de guerra ante la negación... ¿qué otra cosa es la música en medio del caos ?

Morghduet está integrada por:

- Lemias: Bajo/Voz
- Gemosh: Baterías
- Belial: Guitarras

Portada: John Quevedo Jansens
Sello: Ordo Blasphemat Records
Contacto: https://www.facebook.com/morghduet




Nota: Carlos Terán
FRM Venezuela

miércoles, 27 de diciembre de 2017

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Las mentiras duran lo que duran, y junto la envidia,  insipidez y cruel intención han sido hasta cierto punto, un golpeo de martillo vergonzante por estos lares hacia muchos exponentes, aún si son entre mínimamente correctos y excelsos, es lo que tiene para muchos sus etiquetas particulares y su “solo vale lo mío” en pro de desacreditar la labor del prójimo. Cuanta amargura recalcitrante.

No puede olvidarse la perenne “palabra y visión” del populacho que aplicada a este caso en particular sería algo como “oye… ¿viste ahora a Leben Und Drama? la tipa canta arrecho y ta’buena”, que objetividad, cuanto léxico, cuanta belleza, se queda uno absorto ante tan “constructivo” aporte…ya superado el sarcasmo he de confesar, muchas lunas pasaron exigiendo en mi psique que esta banda de heavy metal editase un trabajo aún más concreto, porque más allá del oficio y el compromiso que han demostrado con los años, este “Magnate Mörder Dai” dice mucho, y también deja ganas de más, mucho más, ellos lo saben y van paso a paso, igual uno es paciente. Producción con pulitura, detallista, con fuerza, aguante y en el mejor sentido…ovarios, muchos ovarios, perdonen pero esto último para nada suena mal, todo lo contrario…

Mira mis ojos, la muerte puedes ver

Tan directo como dramático empieza este nuevo EP con el homónimo “Magnate Mörder Dai”, desde el principio su reciente -considerando el tiempo total de existencia de la banda- incorporación Carol Muñoz (voz…y qué voz) manda el mensaje de que viene es a sumar y a hacer mejores a sus compañeros (y viceversa) como un instrumento más, expresiva, con sentimiento… y con vida, nada que ver con esas muñecas vestidas de gala que hoy día pululan entre tanto esperpento gótico audiovisual (horrendas odas al tedioso marketing). Desde estos primeros cinco minutos y medio donde se relata el hábito de una mente asesina algo llamativo llega, destaca y se queda, el binomio 7 cuerdas/6 cuerdas (Dennis Martínez y Ludwig Linares respectivamente), lo cual ligero contraste aparte, da un matiz particular a las armonías guitarreras, siguiendo los clásicos ritmos de batería que conlleva el género. Leben Und Drama no son un descubrimiento a alguna variante del agua tibia o sus derivados, son una banda lúcida, correcta y aún en maduración, sin más, pero que han interiorizado y brindado un carácter especial a sus composiciones a base de lo que a simple oído mejor saben hacer…trabajar y trabajar (su techo aún no llega). Es la creación más reciente de la producción y a su vez, léase bien, la más oscura.

Presentación del EP

No hay ni un ápice de descuido con “Lejos de ti”, cabalgante y con propiedad, luego de algunos compases dice mucho el cambio de tiempo que hacen en el minuto 02:21, dando rienda a un pasaje más denso, donde la guitarra solista y un bajo que asoma más la cabeza dan el impulso para de ahí elevar el tono y volver a los fueros iniciales. Una pieza que sin duda destaca bastante más en vivo por el ímpetu que trae consigo. Han transcurrido hasta ahora dos temas y considerando lo escuchado hasta ahora par de reflexiones necesarias se ponen sobre la mesa.

La primera, que Leben und Drama no es ni mucho menos un terreno irregular donde alguna hectárea destaque por sobre el resto, cada componente influye de tal manera que, en caso de ser lo contrario, este “Magnate Mörder Dai” sonase a otra cosa, inequívocamente, y es que los grupos que dominan todas las facetas desde el estudio hacia los intereses y gustos personales son los que se mantienen en el tiempo, sine qua non, es por ello que mucha gente que ha vivido distintas épocas y bandas sabe que no siempre reunir lo mejor de dos mundos te brinda constancia, y en muchos casos, tanto publicitar “talentos sobrenaturales” que no se mantengan o dejen un buen trabajo en el tiempo solo pueden calificarse como oportunistas, pero como la propaganda da para cualquier fiesta, a las bandas realmente trabajadoras les cuesta, les cuesta y les cuesta, pero que esto no desanime a nadie, hay quienes están realmente claros que cosas perdurarán y que no, trabajo de hormiga no se subestima.

Cristo Roto” es quien pone la calma en todo el entramado, sobrio, pausado y a su vez vehemente, el trabajo vocal en este punto (como en todas mis reseñas es esto dicho a criterio personal) es de lo mejor del EP, muy meritorio por parte de la banda el hecho de saber dar un arreglo correcto y en el momento justo a una composición que se presumía en principio sencilla o lineal, se agradece la emotividad pero eso se acaba con el final que viene…
De izquierda a derecha: Dennis Martínez, Himmaru Ledezma, Carol Muñoz, Juan Ojito y Ludwig Linares

Imposible no acordarme, por citar solo un caso, de las viejas épocas de gloria de Saratoga al escuchar “Ni lobos ni ovejas”, que como no podía ser de otra manera, es la predilecta del suscriptor de estos párrafos, y es que es realmente diferente a todas las anteriores, rápida, colorida, desafiante, esa percusión tipo “Motörhead” después de un par de minutos le da un sazón distinto, más riffs que en las piezas anteriores, la energía y simbiosis es tal que dignifica un cierre de disco tanto como uno de concierto. Cuanta vida, cuanta drama en tan escasos minutos, bien plasmados e impolutos, al oído de quien reclama, que esta banda mantenga viva la llama, aún, en un entorno tan duro y deteriorado. Aquí no hay migajas ni sobras, eso para los conformistas, este "Magnate Mörder Dai" trae acero del bueno, metal in pectore.  

Leben Und Drama está integrada por:
- Carol Muñoz: Voz
- Dennis Martínez: Guitarra y coros
- Ludwig Linares: Guitarra
- Juan Ojito: Bajo
- Himmaru Ledezma: Batería y coros

Contacto:
Twitter: @lebenunddrama

Video "Magnate Mörder Dai"

Reseña realizada por Carlos Terán
http://frmvenezuela.blogspot.com

martes, 7 de noviembre de 2017

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Malformación encarnada...

No es nada nuevo que los géneros más extremos y explícitos han coexistido prácticamente con todo desde su pútrido génesis, muy especialmente con factores como el periodismo sensacionalista y el fanatismo más absurdo quienes intentaron por activa y pasiva hundirles, humillarles, extinguirles...irónicamente con el tiempo el martillo se volvió clavo (nada simple en el papel), y aquellos miserables mercaderes del bien han ido quedando sepultos uno por uno, en un efecto dominó majestuoso (brindo por ello). Esto de seguro ustedes ya lo saben pero... lo anterior ha aplicado como copia al carbón desde sus inicios a exponentes cuyo único propósito (el real) es estar enfocados en su arte, su música, su ley, en sí mismos, hablo de Veldraveth, la pregunta ahora es ¿por qué?, pues bien, si realmente detallan (lo que casi no se hace ya por estos lares)  este ad honorem mayúsculo, este ataque sónico dividido en 9 secciones y titulado "Malformations of God" inconscientemente o no resumen el sendero que han llevado siempre, así como toda aversión, ira y hedor que les ha hecho fuertes después de tantos años. ¿Qué esperó siempre esta banda de sus detractores (aunque con importancia equivalente a cero)? Violencia, caos y turbas de estupidez.

…y sepan una cosa, tenían toda la razón.

Desde aquella inocencia que denotaba el primigenio "Funeral in the shades of immortal trees" han sido profundos y silentes los abismos que han mirado dentro de la banda, alejados siempre de los debilitantes halagos de la chusma farandulera, cambios han tenido muchos, no obstante algo sigue igual desde el primer día, su ambición por hacer música.

Logo actual de Veldraveth

Como buen ron añejo se trata de una producción mucho más destilada, directa y oscura que cualquiera de sus predecesoras, pero no pierde ni un ápice de intensidad empleada antaño, cargada de atrocidad rítmica, de turbulentos, prolongados e incendiarios minutos que pueden incluso repetirse sin indigestar, el golpeo a ratos de un martillo a la misma piedra nunca había sido tan gratificante, tan auténtico, un disco para el oyente con el mismo efecto que causa al oído de un soldado la explosión de una C-4 en fortalezas enemigas. Nada leve y muy significativa progresión han tenido tanto en imagen como en lo musical, no más corpsepaints ni rítmica discreta o temerosa a límites superiores (Emblemata Evangelika era una vieja señal de lo que venía, pocos se dieron cuenta), ahora mismo son sus propios entes, sus propios demonios, y tienen más control que nunca para hacer lo que les plazca. Que aberrante suena pero… es una malformación en todo su esplendor, imponente…y perdonen pero todo lo anterior no obedece a ningún retorcido pleonasmo, es tan real como la maldad misma.

Desafiantes inician su obra con Yetzer Ha’Ra, desde las primeras notas, con ese tapping enfermizo (pónganlo a todo volumen como todo el disco y entiendan el punto) y una abrupta compañía en las baterías liberan más que nunca todo un infierno acumulado en el ser por décadas, la guitarra y bajo no dan tregua bajo ningún concepto, no paran, con la letra más que acorde a lo que el odio del momento exige, interpretada por un Capella cuyo inglés y tono para bien de la banda se han hecho sólidos, el coro es simplemente una maravilla (factor muy cuidado a lo largo del trabajo, pues cada uno fue muy bien plasmado), tema violento, seco, marca de la casa y de reglamentaria ejecución en sus presentaciones en vivo.  
Edición CD

Toca ahora un poco de armonización (más no descanso) con “In chaos born”, es una pieza que por momentos engaña, da la idea de que será algo más llevadero, melódico y pausado, nada más lejos de la realidad, aceleran entonces la ejecución para dar paso al riff más reconocible del tema, como en la totalidad de la producción hay un contraste marcado a fuego entre la impredecible rítmica en las baterias y las cuerdas que, manteniendo patrones o no, abruman absolutamente todo, y es que el buen cuchillo lo demuestra con filo duradero. Sabia elección como tema promocional y he aquí la prueba de que, conceptuales o no, casi ningún tema desentona respecto al resto, el relleno mejor dejarlo para otros tópicos, total, cada cosa en este mundo tiene su toque de vodevil.

Malformations of god” puede tranquilamente emplearse para amenizar un aquelarre, la percusión, que ya se dijo impredecible, sufre un cambio del día a la noche, como con tambores retumbando vas atado de pies y manos a tu condenación acompañado de música ideal para el momento, no todo es tan malo ¿cierto? Se descubre además nueva anécdota intrínseca, en este corte y el siguiente la cuerdas plasman en común ciertas maneras, como mellizos con algún mal congénito, un manifiesto que como en la sangre de las familias más crueles brota insanamente de alguna manera, el riff que inicia en el minuto 01:53 es de los mejores que he escuchado en el metal extremo en años. Malformaciones aparecen de muchos modos, y desde aquí se abre un umbral hacia un plano más instrumental y menos efusivo, pero no se equivoquen…

Con “In terms of violence” se aprecian los minutos más elaborados del trabajo, irónicamente entrelazados con una simplicidad donde igual el tema no desentona (recuerden lo dicho en el corte anterior), en principio no es poco lo que se logra con 2 acordes que acompañen a una batería muy densa, al minuto 2:44  aparece la magia, después de unos refrescantes blast beats las cuerdas respiran cual bestia rabiosa acompañadas de platillos sutiles que no tardan en volver a la carga para que las voces pongan el punto y seguido. Muy completo. Por cierto… ¿alguien ha extrañado algún solo a estas alturas? Sinceramente para tan íntegro estruendo no hacen falta.

Edición Tape Importado (Neverheard Distro de Hungría)

Acto seguido aparecen los poco más de quince minutos más distintivos compuestos por Veldraveth en su carrera (dicho esto a título personal), el aura del disco así lo exigía y llega en el momento idóneo con “Ominous Omen”, una ambientación perversa y teatral, digna de los vestigios de una guerra, inicia el funesto viaje de forma tan lenta y melódica como épica, dignifica indudablemente la cuidada portada que presenta este trabajo, por si lo anterior resulta poco a la voz se suman acompañamientos femeninos como si de súcubos se tratase (se vuelve a decir, los coros son un punto álgido), casi 6 minutos después pues se añade una dosis de la agresividad demostrada hasta ahora, no valía aquí un desenlace monótono.

Surge entonces una nueva y breve intro con truenos, a la que encuentro hasta cierto punto aires tan familiares a Dissection o Mayhem, y es que “Thunderstorm” (de las preferidas de quien suscribe estas líneas) es como pintar un paisaje sombrío, enigmático y muy frío, las cuerdas aquí son más lentas pero sus armonías son las idóneas, hay mucho más aquí que acordes en quinta, la guitarra aquí saca lo mejor de sí, demasiado diferente al resto, especialmente luego la sección donde doblan las campanas y un correcto e escueto solo. Quizá esto sea una pista del camino que puede seguir la banda. Belleza de pieza, y sin guitarras acústicas, que ya es decir.

No return” puede decirse es de lo más destacado y por ironías de la vida inédito, el tapado, no aparece en primera plana pero para agradable sorpresa las rítmicas juegan a otra cosa, Michel y N acompañan a Capella con variados cambios los primeros minutos, para finalmente dejar como protagonistas al propio vocalista y a Hellbeats para hacer con sus redobles el cierre correspondiente, aunque siempre alcanza tiempo para alguna guitarra filosa.

En el caso de “Murder” sin dejar de ser un tema bueno es algo más desmadejado, no por carecer de contundencia sino por mostrarse en cierto modo predecible. Es una síntesis de lo demostrado hasta este momento y por cada sección que transcurre ya se sabe que ocurrirá minuto a minuto, pero que esto no le desacredite ni desanime al oyente pues el final sí que tiene explosividad contra el lado más corrupto de la religión, nunca mejor dicho.

En el centro, edición Tape de Centurión Productions (Venezuela)

Indudablemente algunos de los mejores riffs compuestos para “Malformations…” es el inicio de “Zyklon-B in Conclave”, especialmente el primero, en un opus que tiene absolutamente de todo, las baterías por momentos dan ese toque punk tan vital en la música extrema primigenia, y aunque se echa en falta un final un tanto más estridente, esto no quita que cierran de la mejor manera posible, a su manera. Enérgicos y valientes, demuestran, para pesar de quienes les condenaron al nacer, que ya van varios escalones arriba, y faltan.

Malformations of god” ha resultado ser un trabajo sacrificado, que denota una etapa nueva y provechosa en la banda, todo ello porque: 1. Crees en la música que haces 2. Reúnes músicos que tienen la moral y ambición de hacer las cosas bien 3. Mantienes tu banda en plenitud. Este disco les honra, cada minuto grabado es un vivo ejemplo de superación, y aún tienen demasiada tela que cortar.  Eso sí, para algunos hablar con justicia de Veldraveth es un sacrilegio, una infamia (cuando muchos de esos personajes de un demo no pasaron). A quien quiera rebatir la calidad de esta y cualquier otra banda de este país que haga méritos honrosos venga con sus antorchas, aquí esperaré, solo un pequeño detalle, llevan ustedes las de perder y las lápidas están listas.

Here I behold, destroyer of the human rats

Veldraveth para “Malformations of god” estuvo integrada por:
Capella: Voz
M. Douhei: Guitarras
N (Selbst): Bajo
Hellbeats (Infernia, Blood Work, Funebria, Verminous, Hellbents Rise): Baterías

Baterías grabadas en Bigfish Studios -  Maracaibo, Venezuela
Voces y guitarras grabadas en Bathroom Records – Ciudad Guayana, Venezuela
Bajo grabado por N, Home studio
Voces femeninas en “Ominous Omen”: Sarai Heredia
Logo: Cristophe Szpajdel

Sellos:
Symbol of Domination (Bielorrusia) y Evil’s Records (España) – Edición CD
Centurion Productions (Venezuela) – Coffin Tape nacional
Neverheard Distro (Hungría) – Tape Blanco importado

Contacto:
Tema "In terms of Violence"


Reseña: Carlos Terán
Feedback Radio Metal Venezuela

sábado, 28 de enero de 2017

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Justamente, por no darle importancia a años de involución, habladurías y fabulaciones es que se con estas líneas inicia un justo reconocimiento a estos músicos de Punto Fijo (que igual es demasiado breve para todo lo que nos han dado), con su saber estar (por sobre todas las cosas) saben dar un mensaje más allá de sus letras, explícitas e irreverentes per se y que en algunos casos más osados pudiesen ocasionar asombros conyugales, la consigna es simple, sonamos extremos/sonamos así, esa es en efecto, su razón, en lugar de adherirse a insípidas mieles de la idolatría o tratar superar la capacidad guionista de Antonio Arraiz, patologías tristemente arraigadas en esa burbuja de cristal a la que muchos, en un intento de transliteración fonética le llaman “escena nacional”, tratando de imprimir forzadamente seriedad a un cúmulo de despropósitos y descalabros, y es que cuando se trata de ego y mediocridad créanlo, varios sospechosos habituales cabrían en tan lamentable foto, que hasta las maras salvadoreñas parecerían bebes de pecho. Cuanto trabajo queda por hacer aún, como si las buenas bandas no han pasado trabajo lo suficiente. Pasarán 1000 años…

Para Morbus –que si tienen hoja de vida en trabajo y recorrido- agradecimientos porque siempre estuvieron, y estos “20 años de herejía, desidia y enfermedad” por muy sucintos que se presenten no generarán otra cosa sino entusiasmo a todo aquel que desde el primigenio “Milenio” ha sido atrofiado por años y años de riffs masivos/mensajes lascivos, todo un coctel de poesía penetrante, nunca mejor dicho para la producción en cuestión.

El orden de los temas fue escogido bastante bien, cronológicamente el EP inicia por lo más “reciente” hasta llegar a composiciones previas (dichas grabaciones si no me equivoco comprenden el período 2.008 - 2.012) e incluso, las maneras en cada tema dejan evidencia de una progresión (sin irse por la tangente) que la banda ha encaminado, queriendo o no, con el peso de los años. Todo este cardumen de piezas en un solo compacto es un auténtico regalo para los oídos más extremos.

La portada es bastante más comedida y a su vez colorida, detalle no usual en trabajos previos de la banda y digna, de darse las condiciones, para una edición en vinil, un folleto con las letras se echa un poco en falta, pero tampoco es para caer en dramas innecesarios.  

Inicia el EP con “Ansiedad de penetrarte”, un tema que tiene la suficiente crudeza para mover la cabeza pero más aún para sentarse a disfrutarlo, dada la sonoridad y variedad rítmica que ofrece, desde esos patrones disminuidos con aires a “Spheres of madness” (repito lo de costumbre, sin caer en comparaciones tediosas), hasta una sección solista donde hay compases clásicos fácilmente detectables mezclados con la sicodelia del amado/odiado puente flotante. Siendo un tema con buena dosis de técnica, destaco el intervalo entre el minuto 1:30 y 1:50,  esa especie de pausa donde se deja respirar a las cuerdas que brinda la atmósfera pesada que se exige. Pieza algo pausada ciertamente, pero no se equivoquen, igual marca de la casa, y es que a estas alturas de la vida Morbus ya son inconfundibles.

Llega el momento más directo del trabajo con “Arquitecto de actos sangrientos”, sin pausas ni mucho más que añadir, menos de tres minutos con blast beats en primer plano y guitarras aceleradas, un tanto lineal pero dejando claro que las rítmicas agresivas son de sus mejores recursos desde siempre y los explotan las veces que pueden, no sacrifican violencia sonora por unas cuantas notas más, ni falta les hace, junto a coros agresivos que complementan un tema sobrio y correcto.

I.N.R.I.” es la ratificación de todo lo plasmado en el EP, las guitarras son bastante ásperas, riffs profundos –el principal en este tema es una oda a cualquier ritual oscuro-, obsesivos, enrevesados y maduros, la rítmica es envolvente en su totalidad en conjunción con un recital de batería donde el filo de los platillos hace destacar al tema por encima del resto, entre tantas cosas, el momento en que la guitarra solista y la voz se cruzan sin estorbarse por mucho que en principio parezca un “contrapunteo caótico”, es la evidencia más clara de la madurez que ha alcanzado la banda.

Como si se llevase la escala de blues a un grado ascendente-descendente extremista aparece “Aniquilando al miserable”, las rítmicas se arrastran de un lado a otro sin caer en  monotonía robótica, en una mezcla de ambientación fétida para banda sonora de terror ochentero y escalas triadas que rememoran con creces al death metal europeo de finales de los 80. El filo de las guitarras en las secciones lentas cae como anillo al dedo, por lo que así como ocurre en I.N.R.I el motivo o temática encajan perfectamente con el título, Morbus sabe bien que su música trata de crear escenas de la forma más mórbida y cruda posible.

La mente es tan poderosa como retorcida, tanto así que luego de la breve intro de “Placeres fecales”, capaz de aturdir la imaginación del más incauto, irrumpe entonces un grito gutural y con ello los casi 5 minutos y medio finales más “discordantes” y desenfadados de este trabajo, esa consecución de disminuidos siniestros hace muy buen contraste con una sección melódica/solista bastante bien elaborada que pareciera no querer culminar nunca, como en plan “pica que yo te repico”, conforme avanzan los acordes. Excelente final, lástima que de momento el regreso dure tan poco.


Breve pero prolijo recorrido el que nos ofrece una banda que ha sabido y sabe como deben hacerse las cosas, sin caer en la egolatría que lamentablemente ostenta tanto musiquete suelto por la calle que quiere siempre vender otra cosa, ya ustedes les conocen, esos eternos pseudo tertulianos del Youtube, las maderas de las guitarras, los de la retahíla de menosprecios a sus semejantes, los enanos mentales que tildan de “jalabola” a quien decide apreciar lo que tiene en su casa, la farándula, el wannabe y la sempiterna estupidez de la pose estéril, como si no fuese suficiente con ese mundo aún por alfabetizar que aún en pleno siglo XXI nos mira de reojo por usar tatuajes o vestir de negro. Cuanto ha dado Morbus desde hace varios años a sus seguidores, estos “20 años de herejía, desidia y enfermedad” no serán lo último por ofrecer, sin duda de esas bandas que han pasado por cada tarima con su propia autoridad y no deambulan por ahí como  juguetes rotos. Respetos.

Morbus está integrada por:

Pedro Marín: Voces
Cesar Díaz: Guitarra
Henry Zea: Guitarra
Ronnie Garvett: Bajo
Rafael Marín: Batería

Arte: Cesar Díaz
Masterización: José Matula Goitia

Sitios web:
https://myspace.com/morbusvzla
Twitter: @morbusvenezuela

Reseña: Carlos Terán
FRM Venezuela

sábado, 27 de febrero de 2016

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…Saecula Saeculorum

Cada día menos insólito o sorpresivo es, para quien suscribe estas líneas, mostrar (una vez más) su molestia e indignación, porque en el entorno casi nada es lo que debería  ser, y digo casi porque por fortuna habrá un mínimo de coherencia para saber dar valor a un Opus que ha sido edificado a base de uñas, dientes, oscuridad y mucho nihilismo y por supuesto quedan en evidencia, tal y como lo cita aquel ensayo histórico, aquellos practicantes de una de las profesiones más antiguas del mundo, vendidos, acorde a su impío confort a quienes les conviene (si, los hay hoy día a cualquier hora y en cualquier esquina), pero que como las paredes de Babilonia caerán por su propio peso. Que un magnum opus (dicho con total propiedad) de la música extrema suramericana, el cual ya tiene su lugar en la historia del continente, tenga varias reseñas o reviews foráneas (con todo respeto, me parecen normalitas y con lo justo, lo cual no hace ni un mínimo de justicia a un discazo como este) y en nuestras dependencias prácticamente no tenga ninguna es simplemente patético… que apoyo, que difusión, que “escena” (entiéndase el sarcasmo) decir la verdad no gusta, por eso debe decirse.

10 años de constancia contra todo y contra todos ha soportado Funebria luchando y portando su bandera en contra de tanta mediocridad circundante junto a varios de sus hermanos referentes, han logrado un resultado excelso simplemente porque han sido ellos mismos, al mismo paso del buen vino sus composiciones en todo sentido son el mejor ejemplo de lo que es tener tu idea bien arraigada sin dejarse embriagar por modismos borreguiles, y cuando haces ver fácil lo que es realmente difícil está más que claro que estás encaminado a seguir esparciendo tu ideal y cosechando una victoria tras otra. Una producción que te llena de odio y orgullo, así como Subconsciente? Con “Catharsis” cambió el rumbo de las cosas en 2.004, Funebria reescribe el sendero con su propio golpe de efecto, si se juega un poco con la numerología tenemos 10 años desde que aparecieron junto a 10 nuevos himnos de la bestia, lo que resulta en un “Dekatherion10 years of hate and pride” con un valor justo (10/10).

Cada detalle ha sido tratado con el rigor correspondiente, el arte cortesía de John Quevedo Jannsens bastante pensada, este nuevo material fue grabado en los estudios Big Fish y Grindsound Rec. (Blood Work, Odio, Trauma) y distribuido a través de Satanath Records (San Petesburgo, Rusia) y Darzamadicus Records (Kumanovo, Macedonia), un trabajo sumamente profesional línea por línea, desde el booklet hasta los temas en si, toda una declaración de intenciones de lo que significa avance en cuanto a calidad y detalles técnicos pero sin olvidar nunca la vena suramericana, que es la clave de todo esto, se admita o no. “Dekatherion…” es el nuevo escalón extremo en este infierno llamado sur, un estigma para los pares craneales.

Casi 43 minutos cargados de épica ira inician con una “Intro” que te hace pensar que te diriges con las manos encadenadas rumbo a tu juicio, ambientación lúgubre y ligera percusión de fondo, te preparas a ser despedazado en tu propio Gólgota por tus propios demonios, pero surgen 6 segundos de silencio, demasiado poco para el tormento (en el buen sentido de la palabra) que está por caerte…

Quomodo emersit de infernum

Consolamentum” da inicio a la sección más agobiante y rabiosa de este trabajo, los riffs que machaca Daemonae añadiendo terceras mayores y algún que otro disminuido da un carácter bastante profundo al tema además de un importante apoyo a Seth Aum Xul (invocador principal) en coros y ciertas secciones, una sociedad positiva e ideal a los intereses de cada blasfemia, que no pierde fuerza en ningún momento. Para dar aún más calidad al producto Ed Thorn (Blood Work, Verminous, Hellbents Rise) imprime su más que conocida marca, haciendo con la percusión únicamente lo que le viene en gana, cuando y como le convenga a cada pieza, importante y agradecido detalle es el no abuso de los blast beats, cuota valiosa de contribución a que cada tema tenga su propia marca, “Dekatherion…” puede ser calificado de muchas formas, menos de repetitivo o pusilánime. Se agita la llama del inframundo…

Serpent Sign” se desprende ligeramente de las bases habituales y constantes, frenética pero también con breves y constantes pausas, se fusionan también armonías con la clásica rítmica a una cuerda y lo mejor, comienza a vislumbrarse alguno de los solos de guitarra del disco y en este caso muy chapados a la antigua, sin florituras excesivas, directo a la vena, pesado y oscuro, como las huestes de Lilith y el Credo de Acheron.   

A continuación vienen los 4:15 más completos (en opinión personal) de la sección más airada del disco, “Whores of Babylon” resume hasta cierto punto lo que quiso plasmar la banda líricamente hablando en toda la travesía y así como el libro que lleva el mismo nombre en castellano, el tema de va dando un martillazo tras otro, la variedad en riffs se diversifica, aparece algún teclado al fondo (nada que implique una mácula a la brutalidad sonora) y para agradable deleite final, el solo más completo de toda la producción junto al incluido en “Divide & Conquer”, tema con absolutamente todos los ingredientes. Cosa totalmente distinta ocurre con “Nihilist Revelation”, mucho más directo al grano, pero igualmente tiene su cuota de elaboración, se encuentra en una especie de cruce entre lo feroz y básico de “I.N.R.I” (Sarcófago) y el valor agregado de “At the heart of Winter” (Immortal), punto importante para mención, los temas por muy “simples” que se vean en ciertas secciones están muy bien pensados y no son temas de relleno o “puestos por ahí” (pecado gravísimo que incluso muchos grandes referentes  mundiales cometen hoy día), es un trabajo con mucho valor agregado pieza tras pieza, y ninguna desmerece la otra.

A partir de “Divide & Conquer” entran en dinámica dos particularidades, la primera, a diferencia del método o esquema en que otras bandas del país han trabajado, Funebria hizo exactamente lo contrario, los temas más complejos  al final, fuese esto pensado o no, salió bastante bien dentro del contexto general del disco, y el segundo punto es que comienzan las secciones “solistas”, es decir, dejan un espacio para que cada instrumento manifieste su propia llama (como el bajo de Iblis en este caso) sin que el corte deje vacíos que lamentar después y evidenciando el buen funcionamiento del colectivo, y poner a toda una amalgama de pensamientos en conjunción para un propósito común no es tarea simple, tema bastante variopinto, aunque el teclado a partir del 2:48 resta algo de potencia, momento descafeinado para como viene el sonido, muy “Cradle of Filth post-Midian” aunque esto claro, queda a la subjetividad de cada quien, porque el arreglo no está ni mucho menos mal.       

Vista frontal del inlay y el disco

Aeon of Tyranny”, el preámbulo de lo nuevo de la bestia, el abreboca en la concepción de “Dekatherion…”aún cuando es más moderado y se deja respirar las cuerdas no olvidan por donde venían pues secciones aceleradas igualmente tiene, tema sumamente integral y completo y a efectos promocionales o de “previo” la mejor elección posible, porque resume todas las facetas que se ven en el disco, abrasividad, vértigo, armonías desaforadas y densas y voces apropiadas al culto del sur, por mucho que algunos quieran colocar la etiqueta (ya cansan la verdad) de que “tiene sonido europeo” y no es secreto para nadie que lo que muestras previamente va a marcar el rumbo de cómo será recibido el disco en sí, aún cuando quieras bien sea despistar momentáneamente al oyente o dejarle expectativa.  

La banda toma plus cuando suena “Azag (The Crown of Void)”, temazo por donde se mire, voces más rabiosas, batería que fluyen como pez en el agua, reaparece el solo de guitarra, quizá no tan destacado como los anteriores… ¿pero a quién le importa siendo un tema tan sólido? De lo más intenso que puede escucharse en esta producción, y la agonizante atmósfera que ponen de fondo junto a unos segundos de gritos y lamentos es la guinda del pastel… sublime.  

Con “Cult of Cosmic Destruction” cierra lo nuevo de la banda, el preferido de este servidor, la cúspide de lo fratricida, poco más de 6 minutos de auténtica épica que sumada a una invocación final al cabecilla de las hordas del mal (brillante y poderoso añadido) termina de abrir las esperadas puertas, a los eternos críticos este final les dejaría con su malas artes en el exilio y la boca bien cosida, mientras de a poco van cayendo en su propia ignominia. No hay baremo, esto es metal extremo y Seth, Daemonae, Iblis y Ed bien lo saben, para finalizar una reedición de “Tormento”, la cual ya aparecía en su álbum anterior, optimizada y enrabietada totalmente, es un tema algo más old school cantado meramente en castellano, tan claro como su interpretación en inglés, donde la pronunciación es pulida y correcta, como debe de ser. Único detalle a trabajar un poco más me parece es la mezcla de las baterías, un tanto “brillosas” por momentos, eso si, nada que requiera romperse el cráneo demasiado, sin dramatizar, pues producción perfecta no hay ninguna en el mundo, quien diga lo contrario no es sino víctima del fanatismo más estéril.


De izquierda a derecha: Iblis, Ed Thorn, Seth Aum Xul y Daemonae

Tristemente, así como esta reseña, al disco costará que se le de el peso que realmente tiene, idéntica pesadumbre a la bíblica de Moisés cuando bajó del Sinaí con las tablas para topar de bruces contra el espectáculo de adoración al becerro de oro. No existe remedio contra esa enfermedad llamada inmediatez, contra el “de boca en boca” ni aquel recurso propio de la chusma como lo es el “chisme” clásico de quien no guste de la lectura, máxime cuando tratamos de una banda de este país, terrible etiqueta que pesa como un muerto en las voluntades hasta el extremo de querer, por su indiferencia, borrar el esfuerzo de cada uno de nuestros exponentes de calidad, admirable por ser largo y prolijo, prolongando su lucha a pesar de cada piedra en el camino.

Dekatherion…” es un regalo de puro nihilismo y anti-cristianismo, de parte de los demonios internos con los que lidia nuestro lado humano, no me equivoqué cuando en su momento vaticiné un álbum para quedar satisfecho. En el aire la pregunta ¿es este disco superable por sus futuros opus? Si, pero… ¿tendrán el mismo valor? Rotundamente no, el impacto que tiene y tendrá este disco dado su largo trayecto cargado de espinas es inimitable. 500 copias no serán suficientes si Funebria esparce su peste como corresponde hacerlo. 

Tempus temporis, hic est domus acheron et porta infernum

Funebria está conformada por:

Seth Aum Xul: Voces principales (Invocador)
Daemonae: Guitarras y voces
Ed Thorn: Baterias
Iblis: Bajo


Contacto:

Nota: 10/10
Reseña realizada por: Carlos Terán
Feedback Rock & Metal Venezuela