“La injusticia es una madre jamás estéril, siempre produce hijos dignos
de ella”
Adolphe Tiers
Pasa siempre por frente a la cara el tradicional rockero de fachada, que se glorifica con sus descubrimientos youtuberos como si de Colón se tratase, acompañado eso si, de su botella de Cocuy y otras redes sociales, no les toques puntos a mejorar o condecoraciones que no vienen a cuento porque “lo que hay es lo que hay” y para ellos simplemente funciona y algo se está haciendo, aún sin saber por qué, dando triunfo al auténtico mal, porque señores, posicionarse frente a determinadas posturas religiosas (por citar solo una mínima cosa) no es un mal endémico, pero renegar de trabajo y honestidad si es una infección crónica, una infección donde el mal se despacha a gusto con el oyente, asistente y ejecutante, acomodados todos en el vigor del lente, donde abundan muchas veces cables, perillas, cuerdas, efectos y marcas de todo tipo, y acomodados con aquello de “el disco ya pasó de moda” (miopía/ignorancia) pero luego no queda nada, nadie recuerda nada, y lo peor, no vale nada…caótica y apocalíptica herencia.
Por desgracia muchos prevalecerán así, mientras otros se aferran a sí
mismos, a su sinceridad, a hacer lo que saben, lo que quieren, son varios los
trapos negros en este pedazo de mapa merecedores de un mínimo de atención, por
citar en esta ocasión solo uno, Morghduet
se abre paso de entre los esclavos de la falacia, con un producto tan crudo
como nuestra realidad misma, pero con un gusto que llena de satisfacción. No es un sonido inexplorado ni desconocido, pero siendo hecho por estos lares, tiene una producción como para no pasar indiferente, lo siento pero no pertenezco al pútrido saco del musiquete promedio que critica a otras bandas envuelto en el inexplicable complejo de superioridad de considerar que solo lo de esos "críticos" está bien hecho y el resto no vale, mejor ser parte de la solución y no el problema.
“En las entrañas de la miseria” (nunca mejor dicho), pieza que entra al arsenal en la colección de
hordas nacionales más “under” y fieles, es el punto y seguido a un acto de
guerra e irónicamente, un acto de afecto. Esto no lo reconoce esa masa del
averno, que lleva décadas buscando sin éxito un chivo expiatorio entre ellos y
las bandas, en el ocaso de su Fe,
acompañando pisotones de entre críticas sin argumento, a esa masa y a mucho
más, va dirigido el mensaje de este material, una oda a algo tan puro como la
música, mensaje duro y estridente, como el sonido que profesa la banda, porque
esto recuerda lo que muy pocos realmente valoran o disfrutan mientras muchos
otros, simplemente, nunca tendrán.
Morghduet deja
claro que no importan los adversarios ni
las toneladas de plástico o gigabytes que ostenten el derroche del populacho
modista, no importan, porque la masa del averno no tiene la devoción por el
black metal, y si vamos más allá, por ningún género, triste por ellos que no
saben que, cuando de música extrema se habla Suramérica ha sido grande… y cada
día se hace más grande.
Una producción violenta y sin florituras, a la altura de un codazo en la sien, impregnada
con toda la fuerza del odio que
Lemias (bajo/voz) y los suyos representan, y es palpable la sincronía de ese momento, sin vacíos ni pasajes que desentonen en ningún instrumento, y es que la herencia de Leviathan tiene su peso en esta historia, y el recuerdo para los
fieles es de un precio impagable, nunca más claro se ha podido ver en medio de
tanta oscuridad, porque si a estas alturas no se han enterado del cuento, la
maldad no la profesan en este caso los músicos, es la verborrea, mediocridad y
falsa adulación circundante, la auténtica peste
de la creación.
Condenados es indudablemente de lo mejor de este trabajo, título ideal para aquellos quienes con sus carencias de atención erigen monumentos a la nada, de esos que te aplaudirán y te dirán “eres de los míos”, pero en 10 minutos o algo más cuando la euforia pase ya no serás nadie, en medio del averno aparece el trapo negro en cuestión con su lírica punzante, esto si que vale, Morghduet lo sabe y personeros curtidos en mil batallas como Fenriz estarían orgullosos de productos así, y es que el exceso de químicos procesados solo puede alienar cerebros débiles.
Respeto y devoción a una idea, a un sonido, a definir tu identidad, no a
sucumbir a lo que el mal te diga o quiera al momento y que luego acabarían
contigo sin acordarse de ti porque son simplemente degolladores de esclavos incautos, y solo te dejarían a la altura
de las ratas, a merced de la carroña. Esta banda no se acopla a eso, sino a la integridad,
siembra la música más directa, cree en ella y cosecha frutos satisfactorios,
cosa nada fácil, miren ustedes que caminar entre un valle de agujas no es para escépticos ni acomodados, solo para
decididos.
Muchos piensan que no volverán a sentir aquellos fulgores del pasado,
que esto se ha acabado o el declive es inevitable… y de pronto, hay quienes
nos dicen que no, que hay aún mucho por hacer, y se superan y no hay quien
afirme, que su próximo trabajo, no será aún mejor. Este EP del año 2.016 es algo que te dice que muchas más piezas que tanto merecen la pena
llegarán, de que la música no es de ojos sino de oído y disfrute y que guarda algo más, que
muchas veces nos mostramos atroces olvidando que en nuestra casa hay cosas de tanto valor
pero somos ingratos. Expresión extrema en estado puro… ¿a quien engaño
añadiendo más líneas para decir otra cosa o lo que ya es sabido? La prueba está allí, en las entrañas
de la miseria, desde aquel split con Malevolencia estaba claro cual era el sendero a seguir.
Un trapo en el averno, una señal de guerra ante la negación... ¿qué otra
cosa es la música en medio del caos ?
Morghduet está integrada por:
- Lemias: Bajo/Voz
- Gemosh: Baterías
- Belial: Guitarras
Portada: John Quevedo Jansens
Sello: Ordo Blasphemat Records
Contacto: https://www.facebook.com/morghduet
Sello: Ordo Blasphemat Records
Contacto: https://www.facebook.com/morghduet
Nota: Carlos Terán
FRM Venezuela
0 Comentarios:
Publicar un comentario