martes, 26 de mayo de 2015

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Fue ver pasar el 2.014 y a pesar de que surgieron (y resurgieron) muchísimas cosas positivas, es realmente decepcionante hasta cierto punto ver un entorno que empeora bastante respecto al de hace varios años a pesar de contar con más calidad y amplitud en producto interno y recursos de cualquier índole. Por eso para quien no haya leído alguno de estos post de opinión antes sabrá que estoy al 2.000% con la banda (insisto, a la que dedique seriedad y haga valer su oportunidad y compromiso como es debido) y un 0,001% en cuanto a ese círculo que algunos valientemente llaman movida, y ese 0,001% son los que en verdad luchan por echar este carro a andar.

Ya se comentó en su momento que tenía muchísimo mérito la constante lucha y logros de muchas bandas pesar de la “difusión” y “apoyo” existentes, que son de los peores y más apáticos que se recuerden (de aquellos que les calientan la oreja para luego vejarles o dejarles con las tablas en la cabeza), aunque nunca faltarán tertulianos exclamando a viva voz que hay que “apoyar lo 100% hecho en casa” (la demagogia de toda la vida), cuando realmente su sueño húmedo es imponer su propia ley de “estas conmigo o contra mí”, es lo que tiene priorizar la viveza criolla por sobre la realidad y honestidad para lograr propósitos. Se ha perdido y mucho de lo que lograron generaciones pioneras, dejando en bandeja de plata el facilismo y el amiguismo, claro “eso no es nuevo”, “¿pero que se le va a hacer?” o “esto es lo que hay”, cuando escuchas estas cosas caes en cuenta que estás en una sociedad claramente conformista y muy poco orientada o informada con la verdad, no arriesgan nada y creen merecerlo todo, incomprensible “lógica”.

Se trata de esa gente que dice “las bandas (incluyéndolas al mismo saco como si todas fuesen así), son las culpables, no saben lo que quieren o lo que hacen”, cuando a la larga poco o ningún poder de opinión/decisión les permiten, es decir “es lo que yo pueda/diga o nada”, porque hay gente que cree que lo más importante no es fomentar lo hecho en casa (lo dicen de la boca para afuera nada más) sino en beneficiarse a costa de otros. ¿Cómo puede pretender alguien aportar algo cuando quiere ser el único favorecido? Si esta fuese mi mentalidad ya puedo organizar un evento con Fractal, Blood Work y Overground, que en principio me daría “prestigio” porque estoy invitando a 3 bandas de un nivel espectacular, pero a su vez se convierte en todo un paquete de problemas porque además de no existir logística 100% perfecta, gestionar psicológicamente una situación donde gracias a mi viveza puedo quedar mal parado no solo es inviable para mí (si quiero hacerlo bien), sino desmoralizante para las bandas.

En este entorno si quitamos las bandas comprometidas (las buenas pues), nos quedan las “farándula bands” y las bandas resignadas, esas con las que la viveza y dejadez criolla tristemente se regocija, dado que a pesar de todos sus esfuerzos es tanta la depresión a donde les llevan que terminan obedeciendo cualquier designio con tal de aparecer a luz pública y no recibir ni una botella de agua, esto es simplemente aberrante. A quien me diga que “pero la banda puede promocionarse, actuar a su voluntad e irle bien” le invito a que me cuente cuantos artículos de periodismo musical le han dedicado (no, copiar y pegar notas de prensa no), cuantas reseñas del material de esa banda hay publicadas o cuantas veces habrá sonado en alguna radio a fin de llegar a la audiencia y motivarle para que asistan a los eventos (en función de su gusto claro está), a ver si con estas carencias una banda no decae anímicamente, porque allí es donde SI empieza el apoyo.

A pesar de todo…

No hay que engañarse, se ha mejorado exponencialmente, pero tampoco tenemos un círculo que sea ninguna maravilla, como ya se ha dicho (hasta el cansancio) la banda tiene su responsabilidad, pero hay casos de “egos pseudo estrellas” que están como están gracias a un ambiente de muy mala orientación, y a estos son los que llegan los vivarachos de costumbre y les envuelven en una nube como “músicos geniales”, cuando la realidad es diferente. Por otra parte se han creado discazos porque contamos con músicos de gran calidad, una mezcla de grandes grabaciones anteriores con una preparación cada vez mayor que cada día marca menos diferencias respecto a tantos exponentes que hay por el mundo, y por ello molesta que estructuralmente haya tanta deficiencia (y malicia) junta, no es justo hacer comparaciones entre bandas, pero si lo que se quiere es cada vez tener un conglomerado más nutrido y equilibrado hay que seguir el ejemplo de quienes realmente lo hacen bien (porque gente con verdadera vocación hay, músicos, organizadores y aficionados), crear verdaderas oportunidades y no ceder ante la lista de exigencias de quienes su palabra o mala gana es ley, como si del sursuncorda se tratase, porque entérate, para ellos eres fácilmente desechable y por delante llevarán siempre un cartel que reza “otros llegarán y muy bueno te harán”.

Pueden ver por ejemplo como en ciertas “reseñas” se habla siempre del desempeño de las bandas y en ocasiones de modo superficial, si lo hacen bien les echan flores que duran lo mismo que un cambio de medias, si no les sale tan bien pues no se dice nada, objetividad cero, lo que se extrapola a público quien les masacrará por activa o pasiva sin piedad, precisamente porque no se dicen las cosas como son, porque la palabra “apoyo” pasa a ser un término superfluo y soluble, de la logística no se dice nada (no amigo, la banda no hace milagros en caso de un backline pobre), gravísimo error en que los medios deberían entonar el mea culpa, porque para bien o para mal, esta y otras cosas deben decirse, pero claro, “es lo que yo diga”, y así se crea la realidad paralela que se crea.

Esa realidad, en la que engañan a muchos diciendo que “el metal venezolano no tiene nivel”, esa realidad en la que quieren hacernos ver un “gran esfuerzo en vista de la situación” cuando el objetivo colectivo es prácticamente nulo, esa realidad donde con medias verdades puedes aborregar a todo un colectivo emitiendo una matriz de opinión negativa de quien no acepta imposiciones, esa realidad que te lleva a no mencionar o escudriñar una propuesta musical salvo un comunicado, nota o flyer, esa realidad donde pretenden comparar “nuestro material contra el de bandas de afuera” (como si la música fuese una competencia) cuando en principio lo que debe revisarse y corregirse es nuestra propia organización, esa realidad donde hay mucho oportunista que busca allanar su camino a costa de tu esfuerzo y salpicar con su mala fama a quienes si intentan hacerlo bien.

En fin… conmigo no cuente quien se dedique a “jugarle vivo” a los demás, no me interesa, quien quiera seguir en su burbuja de cristal y creer que “las bandas son las culpables, no tienen nivel o no saben lo que hacen” adelante, están en todo su derecho. Pero todo esto, guste admitirlo o no, está ocurriendo, si algo está claro es que hay quienes intentan tergiversar o destruirlo todo desde adentro y como es costumbre, la cuerda rompe por el lado más débil, por acá simplemente queda llamar a la reflexión sobre lo que pudiésemos tener mañana si hay más autocrítica e interés hoy y a quienes si se esmeran y cada día ponen un tornillo más en el puente para mejorar y consolidar esto pedirles que no claudiquen, desde aquí se intenta hacer lo mismo.

Nota: FRM Venezuela