miércoles, 27 de diciembre de 2017

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Las mentiras duran lo que duran, y junto la envidia,  insipidez y cruel intención han sido hasta cierto punto, un golpeo de martillo vergonzante por estos lares hacia muchos exponentes, aún si son entre mínimamente correctos y excelsos, es lo que tiene para muchos sus etiquetas particulares y su “solo vale lo mío” en pro de desacreditar la labor del prójimo. Cuanta amargura recalcitrante.

No puede olvidarse la perenne “palabra y visión” del populacho que aplicada a este caso en particular sería algo como “oye… ¿viste ahora a Leben Und Drama? la tipa canta arrecho y ta’buena”, que objetividad, cuanto léxico, cuanta belleza, se queda uno absorto ante tan “constructivo” aporte…ya superado el sarcasmo he de confesar, muchas lunas pasaron exigiendo en mi psique que esta banda de heavy metal editase un trabajo aún más concreto, porque más allá del oficio y el compromiso que han demostrado con los años, este “Magnate Mörder Dai” dice mucho, y también deja ganas de más, mucho más, ellos lo saben y van paso a paso, igual uno es paciente. Producción con pulitura, detallista, con fuerza, aguante y en el mejor sentido…ovarios, muchos ovarios, perdonen pero esto último para nada suena mal, todo lo contrario…

Mira mis ojos, la muerte puedes ver

Tan directo como dramático empieza este nuevo EP con el homónimo “Magnate Mörder Dai”, desde el principio su reciente -considerando el tiempo total de existencia de la banda- incorporación Carol Muñoz (voz…y qué voz) manda el mensaje de que viene es a sumar y a hacer mejores a sus compañeros (y viceversa) como un instrumento más, expresiva, con sentimiento… y con vida, nada que ver con esas muñecas vestidas de gala que hoy día pululan entre tanto esperpento gótico audiovisual (horrendas odas al tedioso marketing). Desde estos primeros cinco minutos y medio donde se relata el hábito de una mente asesina algo llamativo llega, destaca y se queda, el binomio 7 cuerdas/6 cuerdas (Dennis Martínez y Ludwig Linares respectivamente), lo cual ligero contraste aparte, da un matiz particular a las armonías guitarreras, siguiendo los clásicos ritmos de batería que conlleva el género. Leben Und Drama no son un descubrimiento a alguna variante del agua tibia o sus derivados, son una banda lúcida, correcta y aún en maduración, sin más, pero que han interiorizado y brindado un carácter especial a sus composiciones a base de lo que a simple oído mejor saben hacer…trabajar y trabajar (su techo aún no llega). Es la creación más reciente de la producción y a su vez, léase bien, la más oscura.

Presentación del EP

No hay ni un ápice de descuido con “Lejos de ti”, cabalgante y con propiedad, luego de algunos compases dice mucho el cambio de tiempo que hacen en el minuto 02:21, dando rienda a un pasaje más denso, donde la guitarra solista y un bajo que asoma más la cabeza dan el impulso para de ahí elevar el tono y volver a los fueros iniciales. Una pieza que sin duda destaca bastante más en vivo por el ímpetu que trae consigo. Han transcurrido hasta ahora dos temas y considerando lo escuchado hasta ahora par de reflexiones necesarias se ponen sobre la mesa.

La primera, que Leben und Drama no es ni mucho menos un terreno irregular donde alguna hectárea destaque por sobre el resto, cada componente influye de tal manera que, en caso de ser lo contrario, este “Magnate Mörder Dai” sonase a otra cosa, inequívocamente, y es que los grupos que dominan todas las facetas desde el estudio hacia los intereses y gustos personales son los que se mantienen en el tiempo, sine qua non, es por ello que mucha gente que ha vivido distintas épocas y bandas sabe que no siempre reunir lo mejor de dos mundos te brinda constancia, y en muchos casos, tanto publicitar “talentos sobrenaturales” que no se mantengan o dejen un buen trabajo en el tiempo solo pueden calificarse como oportunistas, pero como la propaganda da para cualquier fiesta, a las bandas realmente trabajadoras les cuesta, les cuesta y les cuesta, pero que esto no desanime a nadie, hay quienes están realmente claros que cosas perdurarán y que no, trabajo de hormiga no se subestima.

Cristo Roto” es quien pone la calma en todo el entramado, sobrio, pausado y a su vez vehemente, el trabajo vocal en este punto (como en todas mis reseñas es esto dicho a criterio personal) es de lo mejor del EP, muy meritorio por parte de la banda el hecho de saber dar un arreglo correcto y en el momento justo a una composición que se presumía en principio sencilla o lineal, se agradece la emotividad pero eso se acaba con el final que viene…
De izquierda a derecha: Dennis Martínez, Himmaru Ledezma, Carol Muñoz, Juan Ojito y Ludwig Linares

Imposible no acordarme, por citar solo un caso, de las viejas épocas de gloria de Saratoga al escuchar “Ni lobos ni ovejas”, que como no podía ser de otra manera, es la predilecta del suscriptor de estos párrafos, y es que es realmente diferente a todas las anteriores, rápida, colorida, desafiante, esa percusión tipo “Motörhead” después de un par de minutos le da un sazón distinto, más riffs que en las piezas anteriores, la energía y simbiosis es tal que dignifica un cierre de disco tanto como uno de concierto. Cuanta vida, cuanta drama en tan escasos minutos, bien plasmados e impolutos, al oído de quien reclama, que esta banda mantenga viva la llama, aún, en un entorno tan duro y deteriorado. Aquí no hay migajas ni sobras, eso para los conformistas, este "Magnate Mörder Dai" trae acero del bueno, metal in pectore.  

Leben Und Drama está integrada por:
- Carol Muñoz: Voz
- Dennis Martínez: Guitarra y coros
- Ludwig Linares: Guitarra
- Juan Ojito: Bajo
- Himmaru Ledezma: Batería y coros

Contacto:
Twitter: @lebenunddrama

Video "Magnate Mörder Dai"

Reseña realizada por Carlos Terán
http://frmvenezuela.blogspot.com

martes, 7 de noviembre de 2017

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Malformación encarnada...

No es nada nuevo que los géneros más extremos y explícitos han coexistido prácticamente con todo desde su pútrido génesis, muy especialmente con factores como el periodismo sensacionalista y el fanatismo más absurdo quienes intentaron por activa y pasiva hundirles, humillarles, extinguirles...irónicamente con el tiempo el martillo se volvió clavo (nada simple en el papel), y aquellos miserables mercaderes del bien han ido quedando sepultos uno por uno, en un efecto dominó majestuoso (brindo por ello). Esto de seguro ustedes ya lo saben pero... lo anterior ha aplicado como copia al carbón desde sus inicios a exponentes cuyo único propósito (el real) es estar enfocados en su arte, su música, su ley, en sí mismos, hablo de Veldraveth, la pregunta ahora es ¿por qué?, pues bien, si realmente detallan (lo que casi no se hace ya por estos lares)  este ad honorem mayúsculo, este ataque sónico dividido en 9 secciones y titulado "Malformations of God" inconscientemente o no resumen el sendero que han llevado siempre, así como toda aversión, ira y hedor que les ha hecho fuertes después de tantos años. ¿Qué esperó siempre esta banda de sus detractores (aunque con importancia equivalente a cero)? Violencia, caos y turbas de estupidez.

…y sepan una cosa, tenían toda la razón.

Desde aquella inocencia que denotaba el primigenio "Funeral in the shades of immortal trees" han sido profundos y silentes los abismos que han mirado dentro de la banda, alejados siempre de los debilitantes halagos de la chusma farandulera, cambios han tenido muchos, no obstante algo sigue igual desde el primer día, su ambición por hacer música.

Logo actual de Veldraveth

Como buen ron añejo se trata de una producción mucho más destilada, directa y oscura que cualquiera de sus predecesoras, pero no pierde ni un ápice de intensidad empleada antaño, cargada de atrocidad rítmica, de turbulentos, prolongados e incendiarios minutos que pueden incluso repetirse sin indigestar, el golpeo a ratos de un martillo a la misma piedra nunca había sido tan gratificante, tan auténtico, un disco para el oyente con el mismo efecto que causa al oído de un soldado la explosión de una C-4 en fortalezas enemigas. Nada leve y muy significativa progresión han tenido tanto en imagen como en lo musical, no más corpsepaints ni rítmica discreta o temerosa a límites superiores (Emblemata Evangelika era una vieja señal de lo que venía, pocos se dieron cuenta), ahora mismo son sus propios entes, sus propios demonios, y tienen más control que nunca para hacer lo que les plazca. Que aberrante suena pero… es una malformación en todo su esplendor, imponente…y perdonen pero todo lo anterior no obedece a ningún retorcido pleonasmo, es tan real como la maldad misma.

Desafiantes inician su obra con Yetzer Ha’Ra, desde las primeras notas, con ese tapping enfermizo (pónganlo a todo volumen como todo el disco y entiendan el punto) y una abrupta compañía en las baterías liberan más que nunca todo un infierno acumulado en el ser por décadas, la guitarra y bajo no dan tregua bajo ningún concepto, no paran, con la letra más que acorde a lo que el odio del momento exige, interpretada por un Capella cuyo inglés y tono para bien de la banda se han hecho sólidos, el coro es simplemente una maravilla (factor muy cuidado a lo largo del trabajo, pues cada uno fue muy bien plasmado), tema violento, seco, marca de la casa y de reglamentaria ejecución en sus presentaciones en vivo.  
Edición CD

Toca ahora un poco de armonización (más no descanso) con “In chaos born”, es una pieza que por momentos engaña, da la idea de que será algo más llevadero, melódico y pausado, nada más lejos de la realidad, aceleran entonces la ejecución para dar paso al riff más reconocible del tema, como en la totalidad de la producción hay un contraste marcado a fuego entre la impredecible rítmica en las baterias y las cuerdas que, manteniendo patrones o no, abruman absolutamente todo, y es que el buen cuchillo lo demuestra con filo duradero. Sabia elección como tema promocional y he aquí la prueba de que, conceptuales o no, casi ningún tema desentona respecto al resto, el relleno mejor dejarlo para otros tópicos, total, cada cosa en este mundo tiene su toque de vodevil.

Malformations of god” puede tranquilamente emplearse para amenizar un aquelarre, la percusión, que ya se dijo impredecible, sufre un cambio del día a la noche, como con tambores retumbando vas atado de pies y manos a tu condenación acompañado de música ideal para el momento, no todo es tan malo ¿cierto? Se descubre además nueva anécdota intrínseca, en este corte y el siguiente la cuerdas plasman en común ciertas maneras, como mellizos con algún mal congénito, un manifiesto que como en la sangre de las familias más crueles brota insanamente de alguna manera, el riff que inicia en el minuto 01:53 es de los mejores que he escuchado en el metal extremo en años. Malformaciones aparecen de muchos modos, y desde aquí se abre un umbral hacia un plano más instrumental y menos efusivo, pero no se equivoquen…

Con “In terms of violence” se aprecian los minutos más elaborados del trabajo, irónicamente entrelazados con una simplicidad donde igual el tema no desentona (recuerden lo dicho en el corte anterior), en principio no es poco lo que se logra con 2 acordes que acompañen a una batería muy densa, al minuto 2:44  aparece la magia, después de unos refrescantes blast beats las cuerdas respiran cual bestia rabiosa acompañadas de platillos sutiles que no tardan en volver a la carga para que las voces pongan el punto y seguido. Muy completo. Por cierto… ¿alguien ha extrañado algún solo a estas alturas? Sinceramente para tan íntegro estruendo no hacen falta.

Edición Tape Importado (Neverheard Distro de Hungría)

Acto seguido aparecen los poco más de quince minutos más distintivos compuestos por Veldraveth en su carrera (dicho esto a título personal), el aura del disco así lo exigía y llega en el momento idóneo con “Ominous Omen”, una ambientación perversa y teatral, digna de los vestigios de una guerra, inicia el funesto viaje de forma tan lenta y melódica como épica, dignifica indudablemente la cuidada portada que presenta este trabajo, por si lo anterior resulta poco a la voz se suman acompañamientos femeninos como si de súcubos se tratase (se vuelve a decir, los coros son un punto álgido), casi 6 minutos después pues se añade una dosis de la agresividad demostrada hasta ahora, no valía aquí un desenlace monótono.

Surge entonces una nueva y breve intro con truenos, a la que encuentro hasta cierto punto aires tan familiares a Dissection o Mayhem, y es que “Thunderstorm” (de las preferidas de quien suscribe estas líneas) es como pintar un paisaje sombrío, enigmático y muy frío, las cuerdas aquí son más lentas pero sus armonías son las idóneas, hay mucho más aquí que acordes en quinta, la guitarra aquí saca lo mejor de sí, demasiado diferente al resto, especialmente luego la sección donde doblan las campanas y un correcto e escueto solo. Quizá esto sea una pista del camino que puede seguir la banda. Belleza de pieza, y sin guitarras acústicas, que ya es decir.

No return” puede decirse es de lo más destacado y por ironías de la vida inédito, el tapado, no aparece en primera plana pero para agradable sorpresa las rítmicas juegan a otra cosa, Michel y N acompañan a Capella con variados cambios los primeros minutos, para finalmente dejar como protagonistas al propio vocalista y a Hellbeats para hacer con sus redobles el cierre correspondiente, aunque siempre alcanza tiempo para alguna guitarra filosa.

En el caso de “Murder” sin dejar de ser un tema bueno es algo más desmadejado, no por carecer de contundencia sino por mostrarse en cierto modo predecible. Es una síntesis de lo demostrado hasta este momento y por cada sección que transcurre ya se sabe que ocurrirá minuto a minuto, pero que esto no le desacredite ni desanime al oyente pues el final sí que tiene explosividad contra el lado más corrupto de la religión, nunca mejor dicho.

En el centro, edición Tape de Centurión Productions (Venezuela)

Indudablemente algunos de los mejores riffs compuestos para “Malformations…” es el inicio de “Zyklon-B in Conclave”, especialmente el primero, en un opus que tiene absolutamente de todo, las baterías por momentos dan ese toque punk tan vital en la música extrema primigenia, y aunque se echa en falta un final un tanto más estridente, esto no quita que cierran de la mejor manera posible, a su manera. Enérgicos y valientes, demuestran, para pesar de quienes les condenaron al nacer, que ya van varios escalones arriba, y faltan.

Malformations of god” ha resultado ser un trabajo sacrificado, que denota una etapa nueva y provechosa en la banda, todo ello porque: 1. Crees en la música que haces 2. Reúnes músicos que tienen la moral y ambición de hacer las cosas bien 3. Mantienes tu banda en plenitud. Este disco les honra, cada minuto grabado es un vivo ejemplo de superación, y aún tienen demasiada tela que cortar.  Eso sí, para algunos hablar con justicia de Veldraveth es un sacrilegio, una infamia (cuando muchos de esos personajes de un demo no pasaron). A quien quiera rebatir la calidad de esta y cualquier otra banda de este país que haga méritos honrosos venga con sus antorchas, aquí esperaré, solo un pequeño detalle, llevan ustedes las de perder y las lápidas están listas.

Here I behold, destroyer of the human rats

Veldraveth para “Malformations of god” estuvo integrada por:
Capella: Voz
M. Douhei: Guitarras
N (Selbst): Bajo
Hellbeats (Infernia, Blood Work, Funebria, Verminous, Hellbents Rise): Baterías

Baterías grabadas en Bigfish Studios -  Maracaibo, Venezuela
Voces y guitarras grabadas en Bathroom Records – Ciudad Guayana, Venezuela
Bajo grabado por N, Home studio
Voces femeninas en “Ominous Omen”: Sarai Heredia
Logo: Cristophe Szpajdel

Sellos:
Symbol of Domination (Bielorrusia) y Evil’s Records (España) – Edición CD
Centurion Productions (Venezuela) – Coffin Tape nacional
Neverheard Distro (Hungría) – Tape Blanco importado

Contacto:
Tema "In terms of Violence"


Reseña: Carlos Terán
Feedback Radio Metal Venezuela

sábado, 28 de enero de 2017

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Justamente, por no darle importancia a años de involución, habladurías y fabulaciones es que se con estas líneas inicia un justo reconocimiento a estos músicos de Punto Fijo (que igual es demasiado breve para todo lo que nos han dado), con su saber estar (por sobre todas las cosas) saben dar un mensaje más allá de sus letras, explícitas e irreverentes per se y que en algunos casos más osados pudiesen ocasionar asombros conyugales, la consigna es simple, sonamos extremos/sonamos así, esa es en efecto, su razón, en lugar de adherirse a insípidas mieles de la idolatría o tratar superar la capacidad guionista de Antonio Arraiz, patologías tristemente arraigadas en esa burbuja de cristal a la que muchos, en un intento de transliteración fonética le llaman “escena nacional”, tratando de imprimir forzadamente seriedad a un cúmulo de despropósitos y descalabros, y es que cuando se trata de ego y mediocridad créanlo, varios sospechosos habituales cabrían en tan lamentable foto, que hasta las maras salvadoreñas parecerían bebes de pecho. Cuanto trabajo queda por hacer aún, como si las buenas bandas no han pasado trabajo lo suficiente. Pasarán 1000 años…

Para Morbus –que si tienen hoja de vida en trabajo y recorrido- agradecimientos porque siempre estuvieron, y estos “20 años de herejía, desidia y enfermedad” por muy sucintos que se presenten no generarán otra cosa sino entusiasmo a todo aquel que desde el primigenio “Milenio” ha sido atrofiado por años y años de riffs masivos/mensajes lascivos, todo un coctel de poesía penetrante, nunca mejor dicho para la producción en cuestión.

El orden de los temas fue escogido bastante bien, cronológicamente el EP inicia por lo más “reciente” hasta llegar a composiciones previas (dichas grabaciones si no me equivoco comprenden el período 2.008 - 2.012) e incluso, las maneras en cada tema dejan evidencia de una progresión (sin irse por la tangente) que la banda ha encaminado, queriendo o no, con el peso de los años. Todo este cardumen de piezas en un solo compacto es un auténtico regalo para los oídos más extremos.

La portada es bastante más comedida y a su vez colorida, detalle no usual en trabajos previos de la banda y digna, de darse las condiciones, para una edición en vinil, un folleto con las letras se echa un poco en falta, pero tampoco es para caer en dramas innecesarios.  

Inicia el EP con “Ansiedad de penetrarte”, un tema que tiene la suficiente crudeza para mover la cabeza pero más aún para sentarse a disfrutarlo, dada la sonoridad y variedad rítmica que ofrece, desde esos patrones disminuidos con aires a “Spheres of madness” (repito lo de costumbre, sin caer en comparaciones tediosas), hasta una sección solista donde hay compases clásicos fácilmente detectables mezclados con la sicodelia del amado/odiado puente flotante. Siendo un tema con buena dosis de técnica, destaco el intervalo entre el minuto 1:30 y 1:50,  esa especie de pausa donde se deja respirar a las cuerdas que brinda la atmósfera pesada que se exige. Pieza algo pausada ciertamente, pero no se equivoquen, igual marca de la casa, y es que a estas alturas de la vida Morbus ya son inconfundibles.

Llega el momento más directo del trabajo con “Arquitecto de actos sangrientos”, sin pausas ni mucho más que añadir, menos de tres minutos con blast beats en primer plano y guitarras aceleradas, un tanto lineal pero dejando claro que las rítmicas agresivas son de sus mejores recursos desde siempre y los explotan las veces que pueden, no sacrifican violencia sonora por unas cuantas notas más, ni falta les hace, junto a coros agresivos que complementan un tema sobrio y correcto.

I.N.R.I.” es la ratificación de todo lo plasmado en el EP, las guitarras son bastante ásperas, riffs profundos –el principal en este tema es una oda a cualquier ritual oscuro-, obsesivos, enrevesados y maduros, la rítmica es envolvente en su totalidad en conjunción con un recital de batería donde el filo de los platillos hace destacar al tema por encima del resto, entre tantas cosas, el momento en que la guitarra solista y la voz se cruzan sin estorbarse por mucho que en principio parezca un “contrapunteo caótico”, es la evidencia más clara de la madurez que ha alcanzado la banda.

Como si se llevase la escala de blues a un grado ascendente-descendente extremista aparece “Aniquilando al miserable”, las rítmicas se arrastran de un lado a otro sin caer en  monotonía robótica, en una mezcla de ambientación fétida para banda sonora de terror ochentero y escalas triadas que rememoran con creces al death metal europeo de finales de los 80. El filo de las guitarras en las secciones lentas cae como anillo al dedo, por lo que así como ocurre en I.N.R.I el motivo o temática encajan perfectamente con el título, Morbus sabe bien que su música trata de crear escenas de la forma más mórbida y cruda posible.

La mente es tan poderosa como retorcida, tanto así que luego de la breve intro de “Placeres fecales”, capaz de aturdir la imaginación del más incauto, irrumpe entonces un grito gutural y con ello los casi 5 minutos y medio finales más “discordantes” y desenfadados de este trabajo, esa consecución de disminuidos siniestros hace muy buen contraste con una sección melódica/solista bastante bien elaborada que pareciera no querer culminar nunca, como en plan “pica que yo te repico”, conforme avanzan los acordes. Excelente final, lástima que de momento el regreso dure tan poco.


Breve pero prolijo recorrido el que nos ofrece una banda que ha sabido y sabe como deben hacerse las cosas, sin caer en la egolatría que lamentablemente ostenta tanto musiquete suelto por la calle que quiere siempre vender otra cosa, ya ustedes les conocen, esos eternos pseudo tertulianos del Youtube, las maderas de las guitarras, los de la retahíla de menosprecios a sus semejantes, los enanos mentales que tildan de “jalabola” a quien decide apreciar lo que tiene en su casa, la farándula, el wannabe y la sempiterna estupidez de la pose estéril, como si no fuese suficiente con ese mundo aún por alfabetizar que aún en pleno siglo XXI nos mira de reojo por usar tatuajes o vestir de negro. Cuanto ha dado Morbus desde hace varios años a sus seguidores, estos “20 años de herejía, desidia y enfermedad” no serán lo último por ofrecer, sin duda de esas bandas que han pasado por cada tarima con su propia autoridad y no deambulan por ahí como  juguetes rotos. Respetos.

Morbus está integrada por:

Pedro Marín: Voces
Cesar Díaz: Guitarra
Henry Zea: Guitarra
Ronnie Garvett: Bajo
Rafael Marín: Batería

Arte: Cesar Díaz
Masterización: José Matula Goitia

Sitios web:
https://myspace.com/morbusvzla
Twitter: @morbusvenezuela

Reseña: Carlos Terán
FRM Venezuela