lunes, 21 de julio de 2014

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Hay todavía quienes mantienen una imagen fija en cuanto al concepto, en este caso del black metal, “debe ser sucio, grotesco, sacrílego, impío, siniestro”. Exacto, no se puede juzgar a un libro por su tapa, hay que observar el fondo más allá de la forma, más aún cuando das con creaciones tan personales, tan únicas, tan características, que sin ser necesariamente piedra angular en el género pueden convertirse en referente si todos los elementos incorporados aparte de encajar perfectamente impactan al oído, y este tipo de obras son para nada sencillas de escudriñar, lo que les hace muy especiales sobre todo si rompen la regla respecto a tanto paradigma trillado.

Todo lo anterior resume en cierto modo lo que es Lithopedion, nuevamente la sección “disco del mes”, es ocupada por una one man band. “Resiliencias” es el título de su segunda producción, lanzado poco después de mitad de año en 2.013, la diferencia (leve la verdad) respecto al anterior “Sinarehens” es algo más melódico, quizá con menos guitarras y pesadez, pero particularmente expresivo, dada la situación en la cual, acorde a palabras de su creador Wismar Pulido, fue compuesto, lo que le da aún mucho más valor. Y es que el título del disco es sencillamente perfecto, junto a una portada lúgubre, todos como seres humanos aún en los momentos más duros y cuando se piensa que nada más puede salir peor contamos con la fuerza interior que de a poco nos lleva a nuestra superación, echar raíces en terreno duro y sobrevivir, esa es nuestra resiliencia. Bienvenidos a disfrutar de casi una hora de sufrimiento, fortaleza y superación, a un fragmento de la vida misma en momentos difíciles.

Se trata de una sola pista, pero como todo, tiene sus etapas. Un único camino sin pausas traducido en 50 de los mejores minutos que he escuchado en mucho tiempo. Voces épicas y un órgano funesto son el inicio de “La partida”, la voz y los instrumentos son uno solo, conforme se avance en cada sección podrán percatarse que los registros de Wismar se acentuarán cada vez más, quien entre gritos desgarrados y voces limpias pasa del “no puedo con todo esto ¿Dónde están mis fuerzas?” al “aquí estoy y sigo luchando”, logrando un detallado resultado al alcance de pocos. Las baterías aceleradas con los teclados densos dan un resultado brutal. Sin apenas respiro aparece “Ira”, ¿coincidencia que sea el tema más breve? Título cruel para un corte a velocidad vertiginosa, como si fuese una pesadilla que necesitas drenar y de la que quieres  despertar lo antes posible. Un gran punto a favor es que si bien el disco completo es, por decirlo de alguna forma, lineal, cada sección tiene su toque particular, y eso es equivalente a pintar el cuadro más colorido en una baldosa pequeña. “Drama” agrega uno de esos toques que tanto gustan, mientras la agresividad de la música no para, entran la voz limpia y coros femeninos estilo gregorianos, constantes a lo largo de toda esta producción, todo fluye tan bien que aquí ya es prácticamente imposible poner pausa. El cuidado ambiente que imprimen los teclados en este trabajo junto a esas guitarras que por momentos recuerdan a Satyricon (aunque un tanto más opacas) es realmente virulento. Finalmente, en estos compases aparecen los primeros signos solistas.

Aislamiento” tiene un poco de “Ira” y “Drama” (se dan cuenta como una cosa lleva a la otra ¿cierto?) sonidos como de trompetas, y aquí las rítmicas y solos resaltan un poco más, son más contundentes, equilibrando la balanza entre la crudeza y el ornamento. “Tormento” es apta solo para mentes abiertas y tolerantes, aparte de que se escuchan claras señas de música electrónica, implica el corte más cíclico y repetitivo, se escucha a lo lejos “¿Dónde está?... en el más allá”, todo un trance en el que el oyente cae por aproximadamente siete (7) minutos y medio, ni con el cambio de ritmo al final se pierde la magia.

El último adiós” es bastante potente, dicho con toda propiedad y a criterio personal, de lo mejor del disco junto a “Resignación”, del cual hablaré más adelante. Este corte es la puerta a la mejor parte, donde el tiempo es cada vez más corto hay tanto por expresar, no en vano es de los más extensos de “Resiliencias”, mucho talento y sentimiento, el momento cumbre empieza a partir del minuto 2:07, todo un viaje que rompe con aquel estereotipo de “si es lineal no puede ser detallado ni diverso”, un balde de agua fría a los incrédulos y encasillados en honor a la creatividad, dejando más que claro que en esto de la música no basta solo estudio, sino de imponer carácter y alma.

El que piense que no escuchará nada mucho más diferente, tómese un par de minutos con “Me hablas en sueños”, finalmente se termina de resquebrajar el tan cacareado molde, una breve pero reveladora conversación amenizada por un órgano triste y un ambiente incierto, producto de ese previo adiós tan costoso, sorprende que un lapso tan breve tenga tanto significado, colocar esta charla a todo volumen le congelaría la sangre a más de uno, pero esto es solo cosa de 2.

Dicen que la “Resignación” llega cuando en cierto modo alguien se encuentra atrapado o bloqueado en algún punto que no acepta, pero de igual modo es el prólogo hacia la superación, no por nada puede decirse con propiedad que este tema es lo mejor del disco, el más extenso, lo cual todo oyente minucioso agradece. Poco más de trece (13) minutos de una composición total, rotunda y atrozmente envolvente. Un tema ordinario con una duración similar aburre al minuto 4, he aquí la excepción, poder y sinfonía a partes iguales, tremendo. Luego de todo el transitar, de toda la tormenta finalmente se llega al grand finale, y es que este disco es una auténtica “Resiliencia”, una prueba, un capítulo personal cuyo cierre corresponde expresamente a los pianos. Así concluye un gran disco, quizá no un referente del género pero definitivamente distinto y que vale cada minuto.

Sin eufemismos exagerados de ningún tipo (escuchen el disco y se darán cuenta) es un sincero honor haber podido reseñar un disco tan motivante como este, un gran ejemplo a seguir y que transmite mucho espíritu, cosa que a muchos otros, a pesar de su alta capacidad técnica, les falta considerablemente. Una gran producción distribuida a través del sello independiente Centurion Productions que merece la pena incluso para colección, con un cancionero se completaría la perfección, pero son solo apreciaciones, una calificación es para ser franco subjetivo, porque “Resiliencias” muy personalmente merece como mínimo unos 100 puntos. Respetos.

Lithopedion está conformada por:
Wismar Pulido: Voces e instrumentación


Nota: 9/10
Reseña: Carlos Terán
Feedback Radio Metal Venezuela
              

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