domingo, 23 de mayo de 2010

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Llamenme nostálgico, anticuado, como prefieran. Mi realidad es que no soy de los que acostumbra a publicar y/o comentar cada producto nuevo que sale al mercado (aunque respeto al máximo a todo aquel que, por cuestión de uso y costumbre lo haga). Si de inventiva, ideas frescas y sorpresas se trata, Tiamat son sino el mejor, de los mejores ejemplos. Su trabajo titulado "Amanethes", lanzado en 2.008 luego de varios años de silencio rompió el esquema un tanto "conservador" que, a criterio personal presentaba la trilogía anterior: La experimentación (aunque este sería un adjetivo común de John Edlumd y compañía) de Skeleton Skeletron; la densidad de "Judas Christ" (advertencia, disco inaguantable para personas de poca paciencia) y el broche de oro de melodía y bases acústicas de "Prey", dan paso a lo que se considera un auténtico golpe en la mesa, desde su portada controvertida, que representa a la cultura griega ortodoxa, hasta la base rítmica que dejaría atónito hasta al más pesimista o indiferente,. Cortes como "Equinox of the Gods", "Lucienne" o "Via Dolorosa" dan un corte de agresividad como ya se extrañaba en obras como "Clouds" o "Wildhoney", sin dar lugar a comparación, ya que este último trabajo es bastante diferente al resto, lo cual se agradece ampliamente. Pasando también por temas destacados como "Katarraktis Apo Aima" (Cataratas de sangre). Grecia es un país muy rico en cultura (además la novia de Edlumd también es griega), lo que dió lugar a este ambicioso proyecto, que fue grabado en varios meses, a diferencia de trabajos anteriores que eran editados en cuestión de pocas semanas.

Cabe destacar que es un disco muy logrado, pero de igual forma diseñado para oidos exigentes, un total de 15 temas que posiblemente se hagan eternos para algunos (hasta llegar al punto de escucharlo por partes), e interesantes para muchos otros.

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